martes, 19 de mayo de 2015

¡Socialistas!

Somos “socialistas” y no meros “reformadores sociales”, y no nos preocupa decirlo, aunque los marxistas hayan distorsionado desgraciadamente el sentido del término…Partimos de la idea de que una nación la conforman personas que tienen una comunidad de destino. Ahora bien, para tener una comunidad de destino es preciso antes tener una comunidad de necesidades, y si hay algo que es una comunidad de necesidades esa es precisamente la comunidad de pan…Una comunidad de pan significa que la tierra, sus tesoros y su potencialidad, son propiedad de todo el pueblo, de toda la nación. Éste es el verdadero significado del término que los marxistas han utilizado erróneamene cuando hablan de “propiedad de los medios de producción”. Pues ninguna clase, ni siquiera la clase trabajadora, es propietaria de los medios de producción. La propietaria es la nación en su conjunto.

¡Nosotros debemos aprender que el trabajo es más que la propiedad, que el servicio es más que el dividendo! Es la más funesta herencia del sistema económico capitalista, el que la medida del valor de todas las cosas sea el dinero, la propiedad, la posesión. El hundimiento, la disolución de los pueblos es la consecuencia directa del uso de esta falsa escala de valores, pues la elección según las propiedades es el enemigo mortal de la raza, de la sangre y de la vida auténtica. Nosotros nunca hemos dejado duda alguna en que nuestro socialismo nacional rompe con este privilegio de la posesión y que la liberación del trabajador alemán debe extenderse en su participación en la ganancia, su participación en la propiedad y su participación en el servicio. Pero significaría volver a usar la vieja vara de medir si lo dejásemos aquí y no se iniciara también la necesaria revolución de las mentes, que nos libere de la mentalidad del sistema materialista actual. Nosotros ponemos conscientemente el valor del servicio por encima del valor de la propiedad, ¡el valor del servicio es el único valor que realmente reconocemos! Nosotros ponemos el servicio en el punto central y no los dividendos. ¡Del mismo modo consideramos que la responsabilidad es la coronación de las aspiraciones humanas, nunca las riquezas o el lujo! Esta es la nueva cosmovisión, la nueva religión de la economía y con ella se establecerá el final del cruel gobierno del becerro de oro y las diferencias de los seres humanos y de los derechos, serán sólo las diferencias del servicio, diferencias en el grado de responsabilidad; diferencias, en fin, que provienen de Dios y son sagradas.

Otto Strasser

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