Nosotros somos socialistas, enemigos mortales del sistema capitalista actual y sus modos económicos de explotación, con su injusticia del sistema de asalariados, con su inmoral valoración del ser humano según sus propiedades y riquezas en lugar de según su servicio y responsabilidad. Nosotros estamos decididos a destruir este sistema del modo que sea necesario.
Y respecto a esto, no es en absoluto
suficiente el substituir un sistema económico por otro – sino que lo
que es absolutamente necesario por encima de todo es un absoluto cambio
de mentalidad. La mentalidad que debe ser superada, es la mentalidad
materalista. ¡Debemos alcanzar una mentalidad económica totalmente
nueva! – un pensamiento que se libere de los conceptos actuales, cuyas
raíces se hallan en el dinero, la posesión, la rentabilidad y una falsa
idea del éxito. Es característico del marxismo, el falso socialismo, que
su orden de ideas sea exactamente el mismo que el del capitalismo, por
ello los considero desde hace algunos años y ya para siempre a ambos
unidos en espíritu, sólo diversos en su diseño. El Socialismo Nacional,
directamente originario de la vida orgánica, destruye las mentirosas
palabras de una teoría ajena al mundo así como también los conceptos sin
vida de una moribunda civilización.
Nosotros debemos aprender, que en la
economía de un pueblo la cosa no depende de la rentabilidad, ni del
beneficio, sino sólo y exclusivamente de la cobertura de las
necesidades de cada uno de los miembros de ese pueblo. Ésta y no otra
cosa es la tarea de la economía de la Nación. Nosotros debemos aprender
que los conceptos como “economía mundial” – “balanza de pagos” – “nivel
de exportaciones”, son únicamente conceptos de una época que se apaga,
que desde ya hace demasiado tiempo llevan hacia el absurdo, pues chocan
directamente contra lo que hay de eterno en la vida orgánica, que ha
nacido EXCLUSIVAMENTE de especulaciones y no de la TIERRA. También
debemos aprender que es un engaño, cuando la producción especuladora
crea necesidades artificiales, ficticias, mediante reclamos y estímulos –
esto es una burla al trabajo de las personas y sus vidas.
La excitada avidez acrecienta las
exigencias, las acrecentadas exigencias multiplican la esclavitud
humana, la cual es una esclavitud mental que ha tomado posesión de la
vida en el lugar del alma. ¿Qué saben todavía los hombres actuales
sobre lo que significa vivir? Ellos corren y se ajetrean, se torturan,
se esfuerzan, se esclavizan como los remeros de las galeras – todo para
llevar una vida cuya vacuidad, cuyo vacío, es indescriptiblemente cruel.
Y la cuestión no es relativa al excedente (sobreproducción), tal y como
afirma el marxismo, sino al alma de las personas. Y la producción, la
economía, tiene aquí sólo una tarea: cubrir las necesidades económicas
de cada persona del pueblo, y la negación de los bienes que sólo existen
a causa de necesidades artificialmente creadas, con la negación también
de la esclavitud de la “Rentabilidad y Beneficio”.
¡Nosotros debemos aprender que el trabajo
es más que la propiedad, que el servicio es más que el dividendo! Es la
más funesta herencia del sistema económico capitalista, el que la
medida del valor de todas las cosas sea el dinero, la propiedad, la
posesión. El hundimiento, la disolución de los pueblos es la
consecuencia directa del uso de esta falsa escala de valores, pues la
elección según las propiedades es el enemigo mortal de la raza, de la
sangre y de la vida auténtica. Nosotros nunca hemos dejado duda alguna
en que nuestro socialismo nacional rompe con este privilegio de la
posesión y que la liberación del trabajador alemán debe extenderse en
su participación en la ganancia, su participación en la propiedad y su
participación en el servicio. Pero significaría volver a usar la vieja
vara de medir si lo dejásemos aquí y no se iniciara también la necesaria
revolución de las mentes, que nos libere de la mentalidad del sistema
materialista actual. Nosotros ponemos conscientemente el valor del
servicio por encima del valor de la propiedad, ¡el valor del servicio es
el único valor que realmente reconocemos! Nosotros ponemos el servicio
en el punto central y no los dividendos. ¡Del mismo modo consideramos
que la responsabilidad es la coronación de las aspiraciones humanas,
nunca las riquezas o el lujo! Esta es la nueva cosmovisión, la nueva
religión de la economía y con ella se establecerá el final del cruel
gobierno del becerro de oro y las diferencias de los seres humanos y de
los derechos – serán sólo las diferencias del servicio, diferencias en
el grado de responsabilidad; diferencias, en fin, que provienen de Dios
y son sagradas.
Extraído de "Fascismo Rojo", por Gregor Strasser
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