sábado, 23 de mayo de 2015

Los hijos de la loba.

El culto al Duce tuvo una proyección social extraordinaria y como tal, fue parte principal en la obra de adoctrinamiento y encuadramiento sociales emprendida por el fascismo.Para la integración de los jóvenes, atención prioritaria del régimen, se creó el 3 de abril de 1926 dependiendo del Ministerio de Educación y del Partido la Opera Nazionale Balilla (ONB), en la que en 1937 estaban integrados unos 5 millones de niños y adolescentes de ambos sexos (de los 4 a los 18 años), divididos según edades en Hijos de la Loba, Balillas, Vanguardistas, Pequeñas Italianas y Jóvenes Italianas, cada una de ellas a su vez estructurada en unidades de tipo pseudo-militar (escuadras, centurias, cohortes, legiones) y todas vinculadas mediante juramento de lealtad personal al Duce.


Todo lo que restaba de organizaciones voluntarias juveniles, quedó integrado en la ONB o suprimido, con la excepción de la AcciónCatólica, a la que de todos modos se restringió sus ámbitos de actividad.De los cuatro a los ocho años, los niños pertenecían a los "hijos de la loba"; a los ocho años pasaban a las «Balilla»; a los catorce años eran «Avanguardisti»; finalmente, a los dieciocho años pasaban a las «Juventudes Fascistas».

Giovinezza fue el himno oficial del partido, que se ejecutaba en cada concentración y se repetía habitualmente en los noticieros cinematográficos, transmisiones radiofónicas y conciertos, incluso más que la Marcia reale (el himno nacional), a la que se adjuntaba en cada acto oficial.Se trataba de mostrar a la nación y al mundo un régimen que era expresión de juventud. Así, el régimen promovió medidas para incitar a la nupcialidad, y una insistente propaganda para aumentar la natalidad de las familias, con el fin de demostrar que la nación era joven, fértil y en ascenso demográfico.

La «mística juvenil»sirvió para demostrar la implicación de la nación en un futuro prometedor, en contraste con los escasamente prolíficos regímenes liberales como las «decrépitas y corruptas» Francia e Inglaterra, representadas en la propaganda de los movimientos fascistas europeos como potencias en declive. En 1934 se produjo una ampliación de su actividad a los niños de 6 años,y se insistió aún más en la implicación de las niñas, de forma separada y vistiendo una camisa blanca en lugar de una negra, en desfiles y actividades deportivas.

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