martes, 31 de marzo de 2015

Las drogas en el movimiento.

A veces me reúno con amigos en lugares, ambientes, conciertos, fiestas, encuentros... que suelen frecuentar los jóvenes (y no tan jóvenes) tercerposicionistas, anticapitalistas, anticomunistas... o como prefiramos llamarlo. Espacios, zonas, o simplemente momentos donde supuestamente los jóvenes (insisto, y no tan jóvenes) crean un ambiente lúdico o festivo alternativo a las propuestas por el sistema capitalista que combatimos. O al menos, esa es la idea. De ahí, entre otras muchas cosas, el hacer nuestros términos como anticapitalistas, anticomunistas, tercerposicionistas...

La realidad, desgraciadamente suele ser muy diferente. De tercera vía (la nueva vía al sistema imperante, se sobreentiende, y por tanto, también una vía diferente a sus propuestas de ocio) nada. Ya que lo que se hace en esos espacios o momentos determinados en donde se reúnen, es exactamente lo mismo que se hace en cualquier otro espacio o ambiente donde jóvenes que ni se plantean salir del sistema o buscar una alternativa lúdica a la que incita el capitalismo dominante dedican su tiempo libre. Como en cualquier discoteca, pub, bar... capitalista, como en cualquier botellón, fiesta o reunión de jóvenes “bakalas” de esos que a veces salen en programas televisivos con sus coches tunning, sus polos Lacoste o Armani, o los ya conocidos conciertos antifascistas y punkarras por su consumo de drogas descontrolado.


Drogarse, emborracharse hasta perder el control, demuestra que de vía alternativa nada. Exactamente a lo mismo incita el capitalismo, el sistema, a los jóvenes en cualquier rincón. Eso sí, con peinados diferentes.


Por lo tanto, tampoco hay nada del anti­consumismo y anti­capitalismo que decimos defender, ya que en esas “quedadas de fascistas, nacionalsocialistas, nacionalsindicalistas, tercerposicionistas...”, lugares, ambientes, espacios, momentos,... todos, o casi todos, se convierten en unos grandísimos consumidores en potencia. Es más, no se hace otra cosa más que consumir, consumir y consumir. Alcohol y drogas hasta que el cuerpo, el bolsillo, o el tiempo dice basta. “Curiosamente” igual que en cualquier otro espacio de “jóvenes capitalistas” o sin ningún tipo de conciencia.

El ambiente se vuelve irrespirable (literalmente), independientemente de que sea un lugar al aire libre o cerrado. Da igual que te cambies de lugar donde estés sentado, ya que los porros están encendidos por todos lados y su humo llega a tu cara te pongas donde te pongas. Supongo que sólo los que no fumamos sabemos lo incómodo y rechazable que es sentir ese olor, ese humo en nuestra cara que nos obligan a fumar.

Mucho alcohol y drogas que se esnifan, chupan, huelen, comen...terminan de completar el menú. Como en cualquier lugar “normal”. ¿Alguien que se meta cualquier droga por la nariz se ha parado a pensar lo desagradable que es, por no usar otro término, ver como te metes cualquier tipo de sustancia por la nariz?


Niños que me aseguran tener 15 años (yo les echo incluso menos) tambaleándose, con dificultad para vocalizar y que no paran de consumir. Otros con parches de borrachos y orgullosos. ¿Esta es la alternativa que les ofrecemos? ¿Esta es la educación de la que hablamos, debatimos y decimos sentirnos orgullosos? ¿Esta es la sociedad nueva que construimos, el futuro, nuestra propuesta para un mundo nuevo, que nos llenamos la boca para defender?... Reflexionemos sobre el futuro que estamos creando, el que queremos, y la distancia entre ambos.


Desgraciadamente la cosa no acaba ahí. Las similitudes, por no decir directamente la cooperación (inconsciente) con el sistema puede ser aún más sorprendente. Y eso sucede cuando algunas de las personas que tienes a tu alrededor, supuestos “rebeldes fascistas y revolucionarios” son ellos directamente los traficantes. Son ellos los que están colaborando directamente con el Estado, envenenando a sus propios compañeros, haciéndole el trabajo sucio a quienes nos quieren ver intoxicados, sedados, inconscientes, zombis, dormidos, sin capacidad de pensar, perjudicando nuestra salud tanto física como mental, sin capacidad ni tan siquiera de mantener una conversación, coherente. Así nos quieren ver, en ese estado, siendo inofensivos, autodestruyéndonos, convirtiéndonos en zombis... Y son algunos de los autodenominados fascistas los que meten la droga, los que nos envenenan sin darse cuenta... Colaboradores directos de la guerra sucia que mantiene el estado contra la juventud rebelde y los barrios obreros. Recuerdo que en mi barrio los traficantes, personas totalmente apolíticas, sin ningún tipo de conciencia, tenían debates morales acerca de a quién no le deberían de vender drogas. Debate que nunca he escuchado a estos supuestos “revolucionarios por una nueva nación”. Pero, ¿Hace falta tener ningún tipo de conciencia política para ver a quiénes les interesa que desperdiciemos nuestro ocio así, que nos cueste pensar y hasta conversar entre nosotros, y que seamos nosotros mismos los que nos suministremos nuestra dosis de veneno, ahorrándole mucho trabajo al Estado? A veces coincide que hay una manifestación o cualquier otro tipo de acción reivindicativa previa a una de estas fiestas o reuniones. Es frecuente, por no decir siempre, que en las acciones reivindicativas no hay ni el 25% de personas que tan solo minutos después asisten a estas fiestas o encuentros. ¿Dónde estaban todos esos jóvenes que dicen tener una conciencia combativa hace unos minutos? Algo estamos haciendo mal. Algo debemos cambiar para conseguir darle la vuelta a estos porcentajes.


El sistema capitalista va ganando. Se han adueñado hasta de nuestro tiempo libre y de la peor manera posible para nosotros: Haciéndonos consumidores en potencia y colaboradores, suministrándonos venenos desde las edades más tempranas, convirtiendo nuestros espacios o momentos “alternativos al sistema establecido” en espacios y momentos ultra­consumistas, y autodestructivos exactamente iguales que los espacios capitalistas, donde solo cambia la estética. Nos han hecho partícipes, cómplices directos de ellos y como tiramos por tierra la vida de jóvenes obreros con ciertas inquietudes y algo de conciencia, que podían ser combatimos y una autentica amenaza, en poco menos que zombis. Y hablo en primera persona porque considero que esto no es una crítica contra los jóvenes consumidores, ni tan siquiera a los pequeños traficantes que mencionaba anteriormente. No. Esto es una crítica constructiva a todos, incluido a mí mismo, por supuesto. Me siento culpable por todos las jóvenes que al acercarse a un espacio anticapitalista, o a un grupo de personas fascista, no haber sabido prestarle ayuda, herramientas, ideas, conciencia, y sólo haberles ofrecido más capitalismo, más consumismo, más ambientes tóxicos para olvidar sus problemas en vez de combatirlos, más de lo mismo. No haberles sabido mostrar que realmente sí hay una alternativa, que existe algo diferente, constructivo, no perjudicial, y donde realmente no entran las armas del sistema ni su guerra sucia contra nosotros.


La naturaleza, el arte, la cultura, la formación, la organización, el deporte, la lectura, las películas, los documentales, los talleres, los conciertos reivindicativos, o simplemente las conversaciones entre compañeros... Todo constructivo, no autodestructivo, combativo, no sumiso, que nos haga despertar nuestras conciencias, no que nos sede y nos duerma. Mostrar un ocio realmente alternativo, diferente al que nos impone el sistema, y no el mismo pintado con otro color. Construyendo un mundo nuevo, pero realmente nuevo. Convirtiéndonos en una amenaza para el sistema y no siendo sus cómplices. Siendo 100% libres y no dependientes del consumo. ¿Somos realmente ejemplo de la sociedad que queremos?




Dejemos de imitar al capitalismo. Construyamos la alternativa. Ofrezcamos algo diferente. Reinventemos nuestro ocio. Tomemos consciencia.

3 comentarios:

  1. Perdona pero se lucha en la calle,en una fiesta que cada uno haga lo que quiera que ya es mayorcito para saber lo que hace..en mi circulo hay algunos que consumen en fiestas y despues son los que mas dan la cara en la calle..no desprecies a la gente por lo que haga en su momento de ocio porque te quedas con ese rato que los vistes..pero el año tiene 365 dias y no 2 horas de conciertos a los cuales algunos vienen de largas jornadas de trabajo,salidos del calabozo o movidas varias...


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  2. Es mejor ser deportista y estar sano. No es para juzgar si es el momento de borrachera es de findesemana entre amigos. El problema es cuando se hace diario, en soledad e incluso en la misma casa escondido...

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  3. ¿que piensa Bandera Negra del papel de la mujer y la sexualidad?

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