La moral
burguesa… aquella que intenta convencernos
de que el número es fundamental. Posicionamiento que nos convierte a los
militantes de nuestras ideas en meros números, en meras estadísticas para
arrojar una falsa apariencia. No hay situación más triste que ver cómo hay
camaradas que están continuamente desesperados por la escasez de afiliación y
que incluso terminan abandonando por este mismo hecho, porque para nuestras
ideas la única fuente positiva es el crecimiento de la militancia y las
actividades.
Pero que
nadie se lleve a error, que estemos por el mantenimiento real de nuestros
principios, tácticas y finalidades no significa que estemos en contra del
crecimiento de nuestras ideas, sencillamente estamos a favor del crecimiento en
un único sentido, y ese crecimiento es lento y muy laborioso pero real. Son,
realmente, aquellos que abogan por el crecimiento a cualquier precio los que
nos alejan de nuestras ideas y hacen de nuestro movimiento una marabunta sin
ideas y dispuesta a darse tortas con una farola si fuese necesario.
Somos pocos,
demasiado pocos para transformar nuestra nación. Esta situación es causa de la
impotencia y el quemazón de nuestros militantes. Que a su vez pueden derivar en
buscar “caminos más rápidos” para intentar crecer a toda costa dejándose nuestras
ideas, por las que luchamos algunos, por el camino.
Reducir el
mensaje, camuflarlo con bonitas palabras, dejar de decir lo que realmente
pensamos y sentimos… hay muchas fórmulas que nos pueden acabar convirtiendo en
auténticos políticos que mienten y manipulan a quién les escucha para arrastrarlos
a sus propios intereses. Todo ello puede conllevar un relativo aumento de
nuestro número. Pero reflexionemos ¿Estos nuevos seguidores irán de nuestra
mano por nuestras ideas o por lo que les prometimos falsamente? Creemos que ya
nos hemos vendido suficiente y no hemos obtenido grandes logros a nivel del
pueblo.
En primer
lugar renunciar a la coherencia entre fines y medios, a nuestros principios y
nuestras ideas. Renunciar a ellos, decimos, porque sobre un papel y en los
libros o fanzines quedan muy bonitos, si no los ponemos en práctica en las
calles y en nuestra propia vida, se mueren. Así es nuestra ideología, así son
nuestros principios. Entonces podemos ser muchas cosas y ser grandes números,
pero no seremos fascistas. Seremos un engendro que el capital moldeara, seremos
un buen número de personas carentes de ideas y un grupo de opiniones que diferirán
unas con otras. Seremos algo inofensivo.
En segundo
lugar, estas actitudes y obsesiones con lo realizó y el sumar y sumar de manera
irracional, acaba por convertirnos en una agrupación ignorante que no será capaz
(ya que en la actualidad no lo es) de llegar a la masa de jóvenes y
trabajadores hartos de este régimen capitalista y consumista a más no poder.
No debemos
ser una clase dominante que oprima a la nación, debemos llevar nuestras ideas,
si es necesario con violencia y con libros, al pueblo. No se trata de ocultar o
no decir aquello en lo que creemos, sino de hacerlo llegar de manera honesta y
sincera, procurando explicar de manera sencilla y accesible para todos.
No es de
extrañar que los fascistas, que llevamos mucho tiempo divididos y en pequeños
números frente a otras ideas, nos sintamos atraídos por las grandes
movilizaciones y por el gran número de afiliados. Los movimientos ciudadanos
del capitalismo basan su acción en lo mediático y en la repercusión que tenga
en los medios de comunicación y en el consiguiente espectáculo que todo esto
genera. El asistente a dichas movilizaciones, nada más terminar estas, acude rápido a casa para comprobar la gran
participación en la movilización y de este modo sentirse arropado por el número,
creyendo haber conseguido algo. Más adelante nada, con acudir a dicha
movilización cree haber cambiado algo, aquí paz y después gloria. Todo vuelve a
la normalidad, el capitalismo sigue funcionando, acorde a la subida y bajada de
descontento popular, y no se ve alterado de ninguna manera. Lo único que
perdurara será que se realizo una movilización masiva, por tal o cual idea, en
las hemerotecas. No es una demostración real de poder popular, no es una
verdadera lucha, esta desaparecerá cuando se produzca otra noticia más jugosa o
simplemente un partido “Barça-Madrid” o mismamente el debate de Gran Hermano
del momento.
Por todo
esto que hemos comentado y algunas cosas más concluimos que la única vía de
crecimiento para nosotros es la militancia. La puesta en escena de nuestra
lucha, de nuestros esfuerzos, de nuestras ideas. Si después de todo lo ocurrido
hasta la actualidad no nos hemos rendido y nuestros ideales no han
desaparecido, no lo haremos ahora. Centrémonos en nuestros objetivos, creemos
propaganda para inundar las calles, preparemos blogs medianamente formados y
fanzines, luchemos allí donde nos encontremos contra los que representan este
sistema capitalista que prostituye a nuestra nación, centrémonos en crear una
alternativa a este sistema podrido, organicémonos y jamás, repito jamás, desfallezcamos.
Firmes en nuestro ideal socialista y nacional, que son nuestra mayor fortaleza.
Conscientes sobre todo, de que nuestras ideas, dejan de tener sentido cuando dejamos de ponerlas en práctica. Ser
asimilados por este sistema capitalista que todo envuelve, es morir en vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario