viernes, 30 de octubre de 2015

Bares, qué lugares


Sentados al fondo del bar, fingimos la calma y la indiferencia propia del hastió, pero pasados unos minutos todo nuestro cuerpo es invadido por una mezcla de alegría y de sorda emoción parecida a la que mantiene despierto durante toda la noche a un pequeño en vísperas de su cumpleaños.

Dentro de algunos instantes, después de atravesar océanos, estarán allí.

La puerta de la taberna se abre de golpe, son ellos.

Nos levantamos, intentando domar la amplia y espontánea sonrisa, y componemos el aspecto un poco hermético y viril acorde con la dignidad masculina.

No saludamos apretando el antebrazo, pero es el corazón quien abraza.

¿Hay otro decorado más adecuado para los reencuentros que las estancias ahumadas de un bar donde los altavoces escupen las proclamas de los Pogues, esas mismas, o casi, que las de todos aquellos asiduos que lo frecuentan y salpican con sus risas, sus eructos y sus esperanzas?

Se instala entonces ese corto instante de silencio absoluto que precede a las tempestades. Y de repente estallan las preguntas, las bromas, las historias, las anécdotas, las sentencias…

Varios meses de distancia por recuperar…

Por supuesto, y no cabe duda, que hemos compartido, discutido, comentado y trabajado mucho durante este período. Incluso reñido. Aunque, por otra parte, y con más frecuencia, siempre estamos desbordantes de amor y de orgullo.

Pero hoy toca renovar todo esto alrededor de un lazo físico.

Los proyectos se van construyendo tan rápidamente como se van agotando los vasos. La embriaguez, vehículo de la pasión, poco a poco se apodera de las almas presentes.

Pero no por eso zozobramos en la trampa estéril de lo virtual.

Todo se hará, de cualquier modo, poco a poco… Trabajaremos con ardor, abnegación, puede que en algunos casos con hosquedad y mal humor, pero lo haremos… porque no podemos soportar perder, dejar de ser coherentes, creíbles, y correr el riego de parecernos a esas crónicas inactivas tan extrañamente sobrecargadas de los grandes discursos.

Todo lo dicho esta noche en tono ligero es importante y es entendido como tal. Nunca nos tomaremos en serio si no lo somos.

La gravedad subyacente a las risas, la inquietud dando forma a las elevaciones más líricas, la rebelión sosteniendo el entusiasmo…

Hombres alegres pero cabreados, hermanos de un ideal por el que sufren de manera perpetua la marca del mismo, los optimistas desollados alérgicos a la renuncia…

Cuando se agota la última jarra, todo el mundo está convencido de que la revolución será mañana.

Y en este instante de ardiente camaradería, la esperanza lo es todo, todo excepto un delirio.

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