Esto era imposible, y fue un engendro que, por mucha sensibilidad y orientación social que anunciara tener, aunque tal fuera plasmada en puntos programáticos, y también por mucha dimensión «espiritual» que dijeran defender, irremediablemente se revelaron siempre en la derecha.
Nuestra concepción de la Patria es radicalmente contraria a las mismas ideas «nacionales» de cualquier variante de la derecha (tardointegrista, etnicista o liberal; sea apareciendo como españolista o antiespañola).
España no tiene, ni tuvo jamás, una sola identidad distinta de su expresión política y estatal manifestada en el complejo devenir histórico. Si exceptuamos la «identidad» del mundo occidental y globalizado que sumerge todo el planeta, no hay más «identidad» española que la política y jurídica.
España no tiene, ni tuvo jamás, una sola identidad distinta de su expresión política y estatal manifestada en el complejo devenir histórico. Si exceptuamos la «identidad» del mundo occidental y globalizado que sumerge todo el planeta, no hay más «identidad» española que la política y jurídica.
Advertimos que, históricamente, los enemigos más dañinos del recto concepto de Patria han sido, especialmente, esas ideas nacionalistas sostenidas por las derechas, que han pretendido subordinar el Estado y a los pueblos de España a unos esencialismos, apelando a supuestas identidades fijas (seculares o confesionales) o a una historia lineal y unívoca.
Afirmamos que todos los esencialismos y exclusivismos (étnico, nacionalista, racial, religioso, historicista, etc.) que pretenden «Estados-Étnicos» no sólo representan atentados contra la comunidad política, sino también contra la identidad y la diversidad de los pueblos de España, de Europa y del resto del planeta con tanta fuerza (si no más) que la civilización capitalista, mundialista y disolvente propia del Estado-Mercado donde la soberanía reside, por entero, en los bloques oligárquicos burgueses convertidos en plutocracias. Los exclusivismos («naturalistas», historicistas o sectarios) representan perfectamente la otra punta de la tenaza del mismo proceso de disolución, atomización, alienación y homogeneización acelerada promovido por las ideologías «ambientalistas», igualitarias y mundialistas.
Afirmamos que todos los esencialismos y exclusivismos (étnico, nacionalista, racial, religioso, historicista, etc.) que pretenden «Estados-Étnicos» no sólo representan atentados contra la comunidad política, sino también contra la identidad y la diversidad de los pueblos de España, de Europa y del resto del planeta con tanta fuerza (si no más) que la civilización capitalista, mundialista y disolvente propia del Estado-Mercado donde la soberanía reside, por entero, en los bloques oligárquicos burgueses convertidos en plutocracias. Los exclusivismos («naturalistas», historicistas o sectarios) representan perfectamente la otra punta de la tenaza del mismo proceso de disolución, atomización, alienación y homogeneización acelerada promovido por las ideologías «ambientalistas», igualitarias y mundialistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario