miércoles, 2 de septiembre de 2015

La Guardia de Hierro

El Domingo de Ramos de 1930 surge la Guardia de Hierro. Vanguardia extrema en la lucha diaria y sangrienta contra el comunismo.

El Gobierno pretende, inútilmente, detener aquel torrente de fuerza política, exaltada y ardiente, que amenaza desbordar el falso tinglado de un orden viejo y decadente. Y la marcha demostrativa, proyectada por Codreanu en la región de Besarabia, queda suspendida.

A la impotencia rencorosa y estéril de los enemigos opone el Capitán el centelleo de su manifiesto al país:

"Rumanos: Una Rumania nueva no puede salir de los antros de los partidos políticos. Así como la gran Rumania no salió de los cálculos político-demócratas, sino de los campos de Marasesti y del fondo de los valles, batidos por el granizo de la metralla, la nuestra surgirá de la lucha. Por esto no me dirijo a los politicastros, sino a vosotros, soldados.

¡Levántate! La Historia te llama de nuevo. En el momento en que los enemigos nos invaden y los dirigentes nos venden, rumanos, gritad febrilmente, como en los senderos de los montes en las horas de tormenta: ¡Patria, Patria, Patria ...! "

El Gobierno condena el manifiesto y Codreanu es citado de nuevo a juicio. Sale absuelto.

En el mes de diciembre de 1930, Codreanu, que ha vuelto a Bucarest, crea el "Senado de la Legión".

Es el momento oportuno de fijar al movimiento legionario los puntos programáticos fundamentales:

I. La Legión del Arcángel San Miguel, que tiene como sección política militante la Guardia de Hierro, es una organización nacional y monárquica, en conformidad con la tradición del pueblo rumano.

II. Luchará por la conservación indisminuíble de la situación conseguida por Rumania en la Gran Guerra.

III. Afirma el derecho de primacía y supremacía del elemento rumano en el país y en nuestra tierra, y el principio de que el pueblo rumano es sólo el llamado a dirigir el destino de la patria, siendo el único responsable ante la Historia.

No basta descartar el prejuicio de influencias políticas extranjeras en la afirmación serena y escueta de su programa. Y el Capitán redobla su esfuerzo combativo contra las

campañas, enconadas y virulentas, de la prensa judía y de la coalición política.

Más que un cuerpo de doctrina, los tres puntos básicos del movimiento legionario parecen airón de lucha, surco abierto en la tierra y temblor inquieto por el "ser o no ser" de la patria.

La dificultad centra, otra vez, sus tiros sobre el corazón y la cabeza del movimiento legionario. En el mes de enero de 1931, el Gobierno nacional campesino disuelve, por primera vez, la Legión del Arcángel y la Guardia de Hierro. Codreanu y un grupo numeroso de dirigentes son encarcelados.

En el proceso confirma el Capitán su decisión inquebrantable: "Somos rumanos ligados a la tierra ancestral; tenemos que prepararnos para afrontar la agresión de los enemigos que nos amenazan.

El triunfo de la justicia permite a Codreanu reconstruir sus filas, un poco dispersas, y preparar su lucha a la vista de las primeras elecciones.

El momento se presenta con la tremenda responsabilidad de un posible casi cierto: lainfluencia directa en el rumbo de la política nacional.

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