miércoles, 11 de noviembre de 2015

La ociosidad


“Por gente inútil cuento en primer lugar los ociosos. ¿Qué digo inútil? Y aún perniciosa. Quien limpiase la tierra de ociosos, haría un gran servicio, no sólo a la tierra, más aún al Cielo. En ninguna clase de hombres domina tanto el vicio, como en estos.” -Benito Jerónimo Feijoo-

En realidad, en la práctica el ocio en sí mismo no está determinado ni organizado de antemano. Aparece como un tiempo libre que hay que distribuir, organizar y llenar de contenido. Es el tiempo en el que el colectivo puede organizar y dedicarlo a aquello que más le guste, libremente. Es el tiempo más propicio para desarrollar la creatividad, las actitudes y aptitudes personales, la comunicación auténtica, la relación personal.

Aunque esto en la práctica no siempre ocurre así, ya que la forma de ocuparlo está muy mediatizada por el tener, el poder, la sociedad de consumo, la satisfacción de necesidades específicas: discotecas, drogas, pasear viendo escaparates en las grandes superficies, pasar largas horas viendo la televisión… Es aquí donde puede aparecer la ociosidad.

El ocio debe ir encaminado a crear, no a consumir.

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