miércoles, 7 de octubre de 2015

Libro y fusil, fascista perfecto.


Esta frase no es de tomar a la ligera, no es de literal interpretación; mas bien, su sentido se refleja en una proposición metafórica hecha por el mismo Duce, en relación al espíritu del fascista. La imagen del libro, reflejada en el manejo de la cultura, en la sabiduría y la sapiencia sobre cuestiones que atañen a la vida de cualquier sujeto, desde el humilde hombre de campo a su símil que reside en la ciudad; cuestiones de “cultura”, de “identidad” capaces de dotar de sentido al actuar. Por otra parte, se refiere al fusil, como una metáfora de la acción rupturista y sin miedo, he aquí donde nos detenemos, donde se fusionan ambos: “Estudio y acción: Fascista Perfecto”. Dotar de un sentido cultural e identitario a las prácticas políticas, de manera que estas se conecten con su contexto mas próximo, haciéndolas mas eficaces y significativas.

Solo leyendo no solucionaremos nada, y nos transformaremos en una especie de misántropos sumergidos bajo miles de páginas de libros que jamás verán su contenido hecho carne; por otra parte, una práctica política falta de sentido, de reflexión, de sustento teórico, no esta más que condenada a verse perdida en la historia, o peor aún, a ser absorbida por instituciones de carácter reaccionario que desvirtúen los fines bajo los cuales enarbolamos la bandera negra.

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