Quien no tenga las agallas para la lucha, que se marche. Dadle dinero para apresurar su partida por que no queremos morir en compañía de un hombre semejante. Quien sobreviva al día de hoy y regrese sano y salvo despertara cada año en ese día, mostrara las cicatrices a sus vecinos y contará historias adornadas sobre todas sus batallas. Predicará estas historias a su hijo y desde este día y hasta el día final seremos recordados. Nosotros esos pocos, nosotros esos felices pocos, nosotros un grupo de hermanos, pues quien haya derramado su sangre conmigo será mi hermano. Y aquellos hombres que han tenido miedo de ir se consideraran menos hombres cuando oigan cómo hemos luchado y muerto juntos.
William Shakespeare
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