El libre mercado es un factor de progreso económico; en efecto, suscita y obliga a la competencia.
Es así como la competencia desarrollada en un amplio marco, el de los Estado Unidos, ha creado un aparato más poderoso que en un pequeño marco, el de Francia o Italia. Es la evidencia por la cual ha sido NECESARIO crear un mercado común. Pero en esto como en otras cosas, como en todas las tesis, hay sitio para denunciar las leyes corolarias de la ley principal. Enfrentar a la economía americana de tipo unitario con el conjunto "agregado" (pero no integrado) de la economía europea es marchar hacia la fagocitación de nuestro aparato económico por el aparato americano.
Mientras Europa no haya consolidado su economía con estructuras políticas, deberá defenderse de la acción americana, protegerse.
Las formas de libre cambio no deben ser aceptadas más que después de la constitución de una entidad económico-política sólida. La Europa atlántica, esta impostura que nos ha sido presentada por el ocupante americano y sus cómplices, los nuevos "colaboracionistas", quiere invertir ese orden y pretende un "mercado atlántico" antes de la formación de una unidad europea política. Si no reaccionamos, la economía europea estará tan integrada dentro de los aparatos financieros americanos, que la Europa política se habrá vuelto imposible.
La simbiosis de la economía europea y americana, representaría primero la destrucción, antes incluso de su nacimiento, de la Europa política y seguidamente de la cómoda dominación de los americanos dentro de la "colectividad atlántica". Aquí aparece la necesidad de un "Nacionalismo económico". Europa debe, con voluntad y desde este momento SEPARARSE de la economía americana. Se trata aquí de una opción política. Europa debe tender a su autarquía en el plano militar y urgentemente.
Los imbéciles que echan pestes contra la fabricación de la bomba francesa, que nosotros estimamos que mañana será la bomba europea, sin duda prefieren sufragar la bomba americana, ¡De la que no poseemos control político!
No hay nación independiente sin fuerza militar autónoma. Y una nación depende de las armas del extranjero se encuentra satelizada. Incluso cuando pudiera comprarlas todavía estaría en un estado de dependencia. El Nacionalismo económico consiste primordialmente en velar porque Europa sea totalmente autónoma en el terreno del abastecimiento de materias primas. Si mañana los USA se implicasen en una guerra planetaria, no sería necesario que la Europa neutral sufriese las consecuencias y le faltasen determinados materiales. El Nacionalismo económico significa pues la independencia económica y autarquía militar.
Además, y para acabar, nuestra economía, desde ahora, debe estar planificada con vista a la reunificación de nuestra patria unida hasta Vladivostok. Todo nuestro pensamiento debe tender a hacer del poder económico euro-occidental un medio, entre otros para recobrar nuestras provincias provisionalmente perdidas en el Este. El futuro no está en un imperio mercartil desde Frankfurt hasta San Francisco; nuestro futuro está en nuestro imperio desde Dublin hasta Vladivostok. Nuestros proyectos económicos han de estar, desde ahora, inspirados en esta voluntad de destino.
Extraído de "La revolución nacional-europea y otros escritos", por Jean Thiriart
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