martes, 31 de marzo de 2015

Las drogas en el movimiento.

A veces me reúno con amigos en lugares, ambientes, conciertos, fiestas, encuentros... que suelen frecuentar los jóvenes (y no tan jóvenes) tercerposicionistas, anticapitalistas, anticomunistas... o como prefiramos llamarlo. Espacios, zonas, o simplemente momentos donde supuestamente los jóvenes (insisto, y no tan jóvenes) crean un ambiente lúdico o festivo alternativo a las propuestas por el sistema capitalista que combatimos. O al menos, esa es la idea. De ahí, entre otras muchas cosas, el hacer nuestros términos como anticapitalistas, anticomunistas, tercerposicionistas...

La realidad, desgraciadamente suele ser muy diferente. De tercera vía (la nueva vía al sistema imperante, se sobreentiende, y por tanto, también una vía diferente a sus propuestas de ocio) nada. Ya que lo que se hace en esos espacios o momentos determinados en donde se reúnen, es exactamente lo mismo que se hace en cualquier otro espacio o ambiente donde jóvenes que ni se plantean salir del sistema o buscar una alternativa lúdica a la que incita el capitalismo dominante dedican su tiempo libre. Como en cualquier discoteca, pub, bar... capitalista, como en cualquier botellón, fiesta o reunión de jóvenes “bakalas” de esos que a veces salen en programas televisivos con sus coches tunning, sus polos Lacoste o Armani, o los ya conocidos conciertos antifascistas y punkarras por su consumo de drogas descontrolado.


Drogarse, emborracharse hasta perder el control, demuestra que de vía alternativa nada. Exactamente a lo mismo incita el capitalismo, el sistema, a los jóvenes en cualquier rincón. Eso sí, con peinados diferentes.


Por lo tanto, tampoco hay nada del anti­consumismo y anti­capitalismo que decimos defender, ya que en esas “quedadas de fascistas, nacionalsocialistas, nacionalsindicalistas, tercerposicionistas...”, lugares, ambientes, espacios, momentos,... todos, o casi todos, se convierten en unos grandísimos consumidores en potencia. Es más, no se hace otra cosa más que consumir, consumir y consumir. Alcohol y drogas hasta que el cuerpo, el bolsillo, o el tiempo dice basta. “Curiosamente” igual que en cualquier otro espacio de “jóvenes capitalistas” o sin ningún tipo de conciencia.

El ambiente se vuelve irrespirable (literalmente), independientemente de que sea un lugar al aire libre o cerrado. Da igual que te cambies de lugar donde estés sentado, ya que los porros están encendidos por todos lados y su humo llega a tu cara te pongas donde te pongas. Supongo que sólo los que no fumamos sabemos lo incómodo y rechazable que es sentir ese olor, ese humo en nuestra cara que nos obligan a fumar.

Mucho alcohol y drogas que se esnifan, chupan, huelen, comen...terminan de completar el menú. Como en cualquier lugar “normal”. ¿Alguien que se meta cualquier droga por la nariz se ha parado a pensar lo desagradable que es, por no usar otro término, ver como te metes cualquier tipo de sustancia por la nariz?


Niños que me aseguran tener 15 años (yo les echo incluso menos) tambaleándose, con dificultad para vocalizar y que no paran de consumir. Otros con parches de borrachos y orgullosos. ¿Esta es la alternativa que les ofrecemos? ¿Esta es la educación de la que hablamos, debatimos y decimos sentirnos orgullosos? ¿Esta es la sociedad nueva que construimos, el futuro, nuestra propuesta para un mundo nuevo, que nos llenamos la boca para defender?... Reflexionemos sobre el futuro que estamos creando, el que queremos, y la distancia entre ambos.


Desgraciadamente la cosa no acaba ahí. Las similitudes, por no decir directamente la cooperación (inconsciente) con el sistema puede ser aún más sorprendente. Y eso sucede cuando algunas de las personas que tienes a tu alrededor, supuestos “rebeldes fascistas y revolucionarios” son ellos directamente los traficantes. Son ellos los que están colaborando directamente con el Estado, envenenando a sus propios compañeros, haciéndole el trabajo sucio a quienes nos quieren ver intoxicados, sedados, inconscientes, zombis, dormidos, sin capacidad de pensar, perjudicando nuestra salud tanto física como mental, sin capacidad ni tan siquiera de mantener una conversación, coherente. Así nos quieren ver, en ese estado, siendo inofensivos, autodestruyéndonos, convirtiéndonos en zombis... Y son algunos de los autodenominados fascistas los que meten la droga, los que nos envenenan sin darse cuenta... Colaboradores directos de la guerra sucia que mantiene el estado contra la juventud rebelde y los barrios obreros. Recuerdo que en mi barrio los traficantes, personas totalmente apolíticas, sin ningún tipo de conciencia, tenían debates morales acerca de a quién no le deberían de vender drogas. Debate que nunca he escuchado a estos supuestos “revolucionarios por una nueva nación”. Pero, ¿Hace falta tener ningún tipo de conciencia política para ver a quiénes les interesa que desperdiciemos nuestro ocio así, que nos cueste pensar y hasta conversar entre nosotros, y que seamos nosotros mismos los que nos suministremos nuestra dosis de veneno, ahorrándole mucho trabajo al Estado? A veces coincide que hay una manifestación o cualquier otro tipo de acción reivindicativa previa a una de estas fiestas o reuniones. Es frecuente, por no decir siempre, que en las acciones reivindicativas no hay ni el 25% de personas que tan solo minutos después asisten a estas fiestas o encuentros. ¿Dónde estaban todos esos jóvenes que dicen tener una conciencia combativa hace unos minutos? Algo estamos haciendo mal. Algo debemos cambiar para conseguir darle la vuelta a estos porcentajes.


El sistema capitalista va ganando. Se han adueñado hasta de nuestro tiempo libre y de la peor manera posible para nosotros: Haciéndonos consumidores en potencia y colaboradores, suministrándonos venenos desde las edades más tempranas, convirtiendo nuestros espacios o momentos “alternativos al sistema establecido” en espacios y momentos ultra­consumistas, y autodestructivos exactamente iguales que los espacios capitalistas, donde solo cambia la estética. Nos han hecho partícipes, cómplices directos de ellos y como tiramos por tierra la vida de jóvenes obreros con ciertas inquietudes y algo de conciencia, que podían ser combatimos y una autentica amenaza, en poco menos que zombis. Y hablo en primera persona porque considero que esto no es una crítica contra los jóvenes consumidores, ni tan siquiera a los pequeños traficantes que mencionaba anteriormente. No. Esto es una crítica constructiva a todos, incluido a mí mismo, por supuesto. Me siento culpable por todos las jóvenes que al acercarse a un espacio anticapitalista, o a un grupo de personas fascista, no haber sabido prestarle ayuda, herramientas, ideas, conciencia, y sólo haberles ofrecido más capitalismo, más consumismo, más ambientes tóxicos para olvidar sus problemas en vez de combatirlos, más de lo mismo. No haberles sabido mostrar que realmente sí hay una alternativa, que existe algo diferente, constructivo, no perjudicial, y donde realmente no entran las armas del sistema ni su guerra sucia contra nosotros.


La naturaleza, el arte, la cultura, la formación, la organización, el deporte, la lectura, las películas, los documentales, los talleres, los conciertos reivindicativos, o simplemente las conversaciones entre compañeros... Todo constructivo, no autodestructivo, combativo, no sumiso, que nos haga despertar nuestras conciencias, no que nos sede y nos duerma. Mostrar un ocio realmente alternativo, diferente al que nos impone el sistema, y no el mismo pintado con otro color. Construyendo un mundo nuevo, pero realmente nuevo. Convirtiéndonos en una amenaza para el sistema y no siendo sus cómplices. Siendo 100% libres y no dependientes del consumo. ¿Somos realmente ejemplo de la sociedad que queremos?




Dejemos de imitar al capitalismo. Construyamos la alternativa. Ofrezcamos algo diferente. Reinventemos nuestro ocio. Tomemos consciencia.

lunes, 30 de marzo de 2015

Militancia en el área



En el actual panorama político español, hay una palabra que está perdiendo su esencia y original sentido: "militante". El militante no debe ser considerado aquel que paga las cuotas de cierto partido o asociación de forma religiosa cada determinado tiempo, militante ha de ser aquel que con una creencia innegable y férrea en las ideas por las que lucha su organización, que día a día es partícipe de la lucha que se mantiene por la victoria de sus aspiraciones.

Uno de los errores que suele cometer la “militancia” moderna es dejarse llevar, dejar que otros dirijan sus acciones, que otros llenen sus cabezas de ideas en las que ellos creen por imposición y no por propia convicción. Si debe haber un motor para alcanzar la revolución en este mundo, no puede ser otro que el corazón, pues si no se tiene la creencia propia e inamovible en nuestros ideales, estos un día morirán y dejarán en nosotros una coraza vacía sin ninguna causa superior por la que vivir. Porque nunca olvidemos que vivir es luchar.


¿Cuántos de esos "militantes" si por un milagro, que es lo que haría falta, alcanzasen la victoria y llegasen al poder mañana pensarían: "¿Y ahora qué?" con una confusión manifiesta en su gesto? Se quedarían rondando en su mente esa pregunta sin saber qué contestarse a sí mismos durante quién sabe si días.


Más importante que el luchar, es saber por qué se lucha, las metas que ansiamos alcanzar. Creo que las organizaciones deben de fijar unas metas a corto plazo y no en un futuro lejano e incierto, pero para fijar estas metas se debe partir de una militancia formada, activa y sobretodo revolucionaria. Porque tan ineficaz es sólo la militancia activa, como puede ser empapelar o “buzonear” barrios enteros, como sólo la militancia intelectual, ya sea la formación de cada uno mediante lecturas y documentales o yendo a conferencias y otros actos de calado cultural. Si no se combinan ambas de una forma eficaz y equilibradas, tan difícil será para los que pegan carteles explicar lo que defienden en los mismos como le resultará a quien sólo lee libros hacer llegar sus ideas a otra gente. Es por eso que el militante debe tener un corazón conquistado por sus ideas y un cerebro que le permita obrar estratégicamente en pos de esas ideas.


No se debe defender una posición política durante un tiempo como simple gesto de rebeldía, si no que debemos defender nuestro ideal teniendo la vista firme en el horizonte, pues no olvidemos que no debemos anclarnos ni al pasado ni al presente, si no que debemos ser la vanguardia que avance con paso firme hacia un futuro que es nuestro y estamos en disposición de asir con fuerza como bandera, un futuro mejor para los nuestros.

domingo, 29 de marzo de 2015

Entrevista con Alain de Benoist ¿El mensaje de la publicidad?
















El reclamo ha existido siempre, ya que el fabricante necesita hacer saber que sus productos existen, pero se ha convertido en una industria independiente. ¿El “se hace saber” importa hoy más que el saber hacer?

El problema no consiste en la existencia de eso que antes se llamaba “reclamo”. Consiste en que la publicidad lo invade todo e impulsa los espíritus en proporciones de las que ni siquiera somos conscientes. Un niño de hoy conoce más marcas publicitarias que autores clásicos. El paisaje de nuestras ciudades está desfigurado por los carteles publicitarios, que proliferan como metástasis, y el del campo tampoco se libra. La televisión ya no propone programas financiados por la publicidad, sino mensajes publicitarios entreverados de programas cuya finalidad es incitarnos a mirar aquellos. Recuerde las declaraciones de Patrick Le Lay, antiguo alto ejecutivo de TF1, en julio de 2004: “Para que un mensaje publicitario sea percibido es necesario que el cerebro del telespectador esté disponible. Nuestras emisiones pretenden dejarlo disponible, es decir,  distraerlo, relajarlo para que esté listo entre un anuncio y otro. Lo que vendemos a Coca -Cola es tiempo de cerebro humano disponible”. Lo mismo ocurre en la prensa, dado que los principales periódicos no pueden ya sobrevivir sin acumular páginas publicitarias. En todos los casos, la publicidad adquiere un poder que va mucho más allá del “hacer saber”, en cuanto que no es la última en transmitir imágenes, consignas (cada vez más en inglés, por otra parte), situaciones, relaciones sociales e incluso tipos humanos en estricta consonancia con la ideología dominante. Antes se hablaba de propaganda. Hoy se habla de comunicación. La publicidad se ha convertido en la forma dominante de comunicación (incluyendo, por supuesto, la comunicación política), en la medida en que tiende a establecerse como paradigma de todos los lenguajes sociales.
En otra entrevista decía Ud. que consideraba la publicidad televisiva infinitamente más obscena que cualquier película porno. ¿Se refería a esa costumbre de los publicitarios de desnudar a las mujeres para vender yogures o coches? ¿O quería decir que el rasgo común de la publicidad y  la pornografía es que ambas nos producen frustración?
Lo obsceno no se refiere solo a la sexualidad, sino también a la moral social, a todo lo que ofende a la “decencia común” cara a George Orwell. Etimológicamente, “ob-sceno” es lo que no aparece o no debería aparecer en escena. La publicidad es obscena no solo porque es engañosa (todas las publicidades lo son), sino porque traslada implícitamente un solo mensaje: la felicidad reside en el consumo. La razón de nuestra presencia en este mundo se reduce al valor del intercambio y al acto de comprar, es decir, a un acto preformativo que conduce necesariamente a la frustración, porque toda posesión en la dimensión cuantitativa apela necesariamente al deseo de poseer aún más. Jean Baudrillard ya lo demostró muy bien en sus trabajos pioneros sobre el sistema de los objetos: la publicidad es el principal vector de una lógica inherente al sistema capitalista que consiste, por una parte, en persuadir a los individuos de que realmente sienten todas las necesidades que se les quiere inculcar, y por otra, en suscitarles deseos que el consumo no puede satisfacer.
El poder de la publicidad consiste en hacernos olvidar que un producto es, ante todo, el resultado de un trabajo, es decir, de una determinada relación social, y en lograr que lo percibamos como un simple objeto consumible, o sea, una comodidad. La experiencia económica real se sustituye por signos visuales inherentes a un mensaje concebido en términos de seducción. Lo que el individuo consume no es tanto el producto que se le incita a comprar como el significado que el discurso publicitario ha construido y proyectado en él. Esto le infantiliza y oculta la capacidad del producto adquirido para mostrar un auténtico valor de uso. La publicidad, en definitiva, contribuye al conformismo  y a un orden social obediente a los modelos divulgados por la moda, en la medida en que se funda en una forma de deseo puramente mimético. Al convencernos para que consumamos un producto porque lo consumen muchos, la publicidad nos lleva a calcar nuestro deseo sobre el deseo de los demás, de todo lo cual resulta que el consumo es siempre consumo del deseo ajeno. ¡Conciencia bajo influencia!
Los cineastas vienen cada vez más de la publicidad, Ridley Scott entre los primeros. ¿Será casual?
Incluso los realizadores que no proceden de la publicidad están influidos por ella. La porosidad de la frontera entre publicidad y cine no tiene nada de sorprendente, ya que los dos proceden del sistema del espectáculo, pero lo más característico es que la publicidad influye cada más en la escritura cinematográfica. Las películas para el gran público, y no las menos importantes, se parecen cada vez mas a una sucesión de spots publicitarios, que a su vez están concebidos como cortometrajes muy breves.
(Traducción de Susana Arguedas).
Fuente: El Manifiesto

sábado, 28 de marzo de 2015

El fascismo es revolucionario


En muchos ambientes extranjeros, y a veces quizás en buena fe, generalmente, se ha venido considerando el Fascismo como movimiento reaccionario antes que revolucionario.

Es que, según el concepto común, la revolución no puede consistir sino en movimiento de masas. Y dado que la acción fascista, por lo menos en sus aspectos más visibles y conocidos, se dirigió precisamente contra las organizaciones socialistas, que dominaban totalmente los campos de la vida social italiana, no se vaciló en definir al Fascismo como reacción antipopular, antidemocrática, antiobrera.


Pero el procedimiento empleado para llegar a esta definición es demasiado simple, y fácilmente se puede demostrar que es tan erróneo como interesado.


He aquí, substancialmente, lo que se dijo: las organizaciones socialistas, inmediatamente después de la guerra europea, se hallaban próximas a conquistar el poder. El escuadrismo, fascista las ha destruído con la violencia. Por lo tanto, el Fascismo ha obrado como movimiento capitalista y burgués, en función de legítima defensa y por voluntad conservadora.


Este modo de razonar es totalmente abstracto: no tiene en cuenta la realidad de la situación que reinaba en Italia después de la guerra, ni la realidad del Fascismo.


Será preciso, pues, volver muchos años atrás y poner en su punto algunos hechos, ignorados o rápidamente olvidados, pero tan bien fundados que nadie los podría desmentir seriamente.

El Fascismo no destruyó las organizaciones de los trabajadores. En cambio, luchó, hasta aniquilarlo, contra el Partido Socialista. Y no a causa de las reivindicaciones sociales proclamadas por este Partido, sino justamente porque el Socialismo italiano, descuidando los intereses del trabajo tanto como los intereses generales del país, sólo se servía de las masas obreras para fines políticos y electorales, y había dejado de representar las aspiraciones más legítimas del pueblo.

Lo cierto es que, en tanto que el programa de los Fascios Italianos de Combate se diferenciaba como es notorio de todos los de los viejos partidos por las concretas reformas sociales que proponía, el Fascismo invitaba a los trabajadores a organizarse en los sindicatos nacionales para amparar sus intereses particulares.


Por lo demás, no podía ser de otro modo. Efectivamente, los iniciadores del Fascismo, entre los cuales figuraban no pocos obreros auténticos, provenían todos del socialismo o del sindicalismo, habiendo abandonado estos movimientos una vez que hubieron constatado que los mismos carecían de capacidad revolucionaría y que habían degenerado en la corrupción parlamentaria.


Pero el Fascismo no luchó solamente contra el Partido Socialista; en función de minoría revolucionaria, tomó posición contra todas las agrupaciones y combinaciones políticas – de derecha y de izquierda - que monopolizaban el poder y que eran responsables del malgobierno del país.

viernes, 27 de marzo de 2015

¿Qué es la "Ley Mordaza"?












Ayer, miércoles 26 de marzo de 2015 se aprobaba, tras su paso sin pena ni gloria por el Senado la nueva ley de seguridad ciudadana más conocida como “Ley Mordaza”, que no es más que una modificación de la hasta ahora existente Ley 1/92 (Ley Orgánica sobre protección ciudadana), hasta ahora casi inutilizada, que entrará en vigor justo después de su publicación en el Boletín Oficial del Estado, el 1 de julio, al igual que la reforma del Código Penal y el “Pacto antiterrorista”.

Esta ley ha suscitado el rechazo unánime de la población debido a su carácter claramente restrictivo, dado que lleva implícito una  limitación de los derechos de expresión y manifestación, derechos fundamentales recogidos en la Constitución.

Estas son algunas de las acciones tipificadas como delito en la 'ley mordaza', con multas que van des de los 100€ hasta los 600.000€.
Acciones consideradas leves penalizadas con multas de entre 100€y 600€:
- Negarse a identificarse.
- Ocupar un inmueble sin el consentimiento del propietario.
- Insultar a la policía durante una manifestación.
- Ocupar entidades bancarias.
- Ocupar la vía pública por la venta ambulante (el llamado 'top manta').
- Consumir bebidas alcohólicas en la calle.
- Escalar edificios.
Acciones consideradas graves penalizadas con multas de 601€ 30.000€:
- Grabar a la policía y hacer uso de las imágenes sin autorización.
- Manifestarse frente a la sede del Congreso, del Senado o de parlamentos autonómicos si se "perturba la seguridad".
- Impedir un desahucio.
- Negativa de disolución de concentración o manifestación.
- Consumir drogas en lugares públicos, aunque no se trafique con ellas.
- Solicitar o aceptar servicios sexuales en la vía pública o en lugares donde haya menores.
Acciones consideradas como muy graves y penalizadas con multas de 30.001€ a 600.000€:
- Reunirse o manifestarse en infraestructuras de servicios públicos.
- Celebrar espectáculos o actividades recreativas en contra de la prohibición ordenada por la autoridad correspondiente.
Con todo esto, y en materia de protección ciudadana el juez pasa a tener un papel “secundario”, puesto que éste ya no tendrá la última palabra si no que la tendrá la autoridad administrativa correspondiente, provocando, así, un “intrusismo” en la función judicial, lo que desembocaría en la arbitrariedad en la toma de decisiones y en el dictamen de sentencias administrativas y penales en materia de seguridad.
Así el gobierno, que ha elegido la seguridad antes que la libertad, en un ejercicio de despotismo pretende imponer un estado policial, dominarnos como a pusilánimes borregos. Esta ley nos acerca más al Mundo Feliz de Huxley, una población sumisa dominada y controlada, incapaz de pensar por sí misma. El mismo gobierno que defendía la libertad de expresión en Francia tras el atentado de Charlie Hebdo, quedó muy bonito sobre el papel ser Charlie, mientras preparaban la mayor pérdida de derechos   fundamentales en la historia de la democracia en España. Un gobierno marcado por la hipocresía de sus líderes, una prensa al servicio de estos y una población que herida ve como cada vez se merman más los derechos que son inherentes a cualquier ciudadano español.


Históricamente, toda represión acaba en revolución, demostremos, pues, que una mísera ley que ha nacido de la necesidad de controlar a una nación desgobernada y sumida en la incertidumbre política no podrá con  la sangre y la fuerza de un pueblo unido que lucha por defender los derechos que por naturaleza les pertenecen.

Por Nila Marínez

jueves, 26 de marzo de 2015

¿Cantidad mejor que calidad?



La moral burguesa… aquella que intenta convencernos  de que el número es fundamental. Posicionamiento que nos convierte a los militantes de nuestras ideas en meros números, en meras estadísticas para arrojar una falsa apariencia. No hay situación más triste que ver cómo hay camaradas que están continuamente desesperados por la escasez de afiliación y que incluso terminan abandonando por este mismo hecho, porque para nuestras ideas la única fuente positiva es el crecimiento de la militancia y las actividades.

Pero que nadie se lleve a error, que estemos por el mantenimiento real de nuestros principios, tácticas y finalidades no significa que estemos en contra del crecimiento de nuestras ideas, sencillamente estamos a favor del crecimiento en un único sentido, y ese crecimiento es lento y muy laborioso pero real. Son, realmente, aquellos que abogan por el crecimiento a cualquier precio los que nos alejan de nuestras ideas y hacen de nuestro movimiento una marabunta sin ideas y dispuesta a darse tortas con una farola si fuese necesario.

Somos pocos, demasiado pocos para transformar nuestra nación. Esta situación es causa de la impotencia y el quemazón de nuestros militantes. Que a su vez pueden derivar en buscar “caminos más rápidos” para intentar crecer a toda costa dejándose nuestras ideas, por las que luchamos algunos, por el camino.

Reducir el mensaje, camuflarlo con bonitas palabras, dejar de decir lo que realmente pensamos y sentimos… hay muchas fórmulas que nos pueden acabar convirtiendo en auténticos políticos que mienten y manipulan a quién les escucha para arrastrarlos a sus propios intereses. Todo ello puede conllevar un relativo aumento de nuestro número. Pero reflexionemos ¿Estos nuevos seguidores irán de nuestra mano por nuestras ideas o por lo que les prometimos falsamente? Creemos que ya nos hemos vendido suficiente y no hemos obtenido grandes logros a nivel del pueblo.

En primer lugar renunciar a la coherencia entre fines y medios, a nuestros principios y nuestras ideas. Renunciar a ellos, decimos, porque sobre un papel y en los libros o fanzines quedan muy bonitos, si no los ponemos en práctica en las calles y en nuestra propia vida, se mueren. Así es nuestra ideología, así son nuestros principios. Entonces podemos ser muchas cosas y ser grandes números, pero no seremos fascistas. Seremos un engendro que el capital moldeara, seremos un buen número de personas carentes de ideas y un grupo de opiniones que diferirán unas con otras. Seremos algo inofensivo.

En segundo lugar, estas actitudes y obsesiones con lo realizó y el sumar y sumar de manera irracional, acaba por convertirnos en una agrupación ignorante que no será capaz (ya que en la actualidad no lo es) de llegar a la masa de jóvenes y trabajadores hartos de este régimen capitalista y consumista a más no poder.

No debemos ser una clase dominante que oprima a la nación, debemos llevar nuestras ideas, si es necesario con violencia y con libros, al pueblo. No se trata de ocultar o no decir aquello en lo que creemos, sino de hacerlo llegar de manera honesta y sincera, procurando explicar de manera sencilla y accesible para todos.

No es de extrañar que los fascistas, que llevamos mucho tiempo divididos y en pequeños números frente a otras ideas, nos sintamos atraídos por las grandes movilizaciones y por el gran número de afiliados. Los movimientos ciudadanos del capitalismo basan su acción en lo mediático y en la repercusión que tenga en los medios de comunicación y en el consiguiente espectáculo que todo esto genera. El asistente a dichas movilizaciones, nada más terminar estas,  acude rápido a casa para comprobar la gran participación en la movilización y de este modo sentirse arropado por el número, creyendo haber conseguido algo. Más adelante nada, con acudir a dicha movilización cree haber cambiado algo, aquí paz y después gloria. Todo vuelve a la normalidad, el capitalismo sigue funcionando, acorde a la subida y bajada de descontento popular, y no se ve alterado de ninguna manera. Lo único que perdurara será que se realizo una movilización masiva, por tal o cual idea, en las hemerotecas. No es una demostración real de poder popular, no es una verdadera lucha, esta desaparecerá cuando se produzca otra noticia más jugosa o simplemente un partido “Barça-Madrid” o mismamente el debate de Gran Hermano del momento.


Por todo esto que hemos comentado y algunas cosas más concluimos que la única vía de crecimiento para nosotros es la militancia. La puesta en escena de nuestra lucha, de nuestros esfuerzos, de nuestras ideas. Si después de todo lo ocurrido hasta la actualidad no nos hemos rendido y nuestros ideales no han desaparecido, no lo haremos ahora. Centrémonos en nuestros objetivos, creemos propaganda para inundar las calles, preparemos blogs medianamente formados y fanzines, luchemos allí donde nos encontremos contra los que representan este sistema capitalista que prostituye a nuestra nación, centrémonos en crear una alternativa a este sistema podrido, organicémonos y jamás, repito jamás, desfallezcamos. Firmes en nuestro ideal socialista y nacional, que son nuestra mayor fortaleza. Conscientes sobre todo, de que nuestras ideas, dejan de tener sentido  cuando dejamos de ponerlas en práctica. Ser asimilados por este sistema capitalista que todo envuelve, es morir en vida.

miércoles, 25 de marzo de 2015

El hombre moderno


Desde finales del siglo XVIII en el mundo venimos siendo partícipes de la constante liberación de pueblos oprimidos por la esclavitud de sus tradiciones ancestrales. Estos pueblos son liberados bajo la bandera de la nueva religión de Occidente, el progreso. Pero este "progreso" lejos de superar las viejas supersticiones heredadas de arcaicos sistemas no hace sino sustituirlas por otras nuevas. Esta idea que toma como base única y exclusivamente el conocimiento científico, el cual al estar atado al mundo terrenal deja escapar todo lo que transciende a lo físico o lo observable, dando como resultado un desarrollo meramente técnico y material,
Pero no nos centremos en la idea en sí, sino en su creación, el hombre moderno. Hijo directo del liberalismo y su racionalismo exacerbado el cual ante la imposibilidad de apreciar algo más allá de lo terrenal dedica por entero su vida a la consecución de lujos materiales. Pero esta nueva criatura lejos de ser un hombre feliz vive una existencia atormentada debido a la ansiedad generada por su vacío existencial y su incapacidad de diferenciar el progreso como medio y como fin.

En contra posición a esta sociedad se alza el hombre fascista, aspirante eterno a ser un Dios de carne y hueso. Rompiendo la visión del hombre en tanto que unidad económica, visión que tanto el socialismo como el capitalismo poseen en común, el fascismo rechaza al hombre económico en provecho del hombre heroico y hace un llamamiento a los valores realmente humanos: El valor del sacrificio, el de la disciplina, el de la camaradería,...

Por tanto el fascismo no ofrece una promoción económica sino el desarrollo de la propia persona.

martes, 24 de marzo de 2015

La violencia en el sistema

Hemos aguantado y sufrido en silencio la violencia del sistema demasiado tiempo. Nos atacan diariamente. La violencia no sólo existe en el ejército, la policía y en las cárceles. Existe en la vulgar cultura alienadora emitida por TV, películas y revistas, existe en la banal vida cotidiana. Existe en la explotación cotidiana de nuestra fuerza de trabajo que da a los grandes mercados el poder de controlar nuestras vidas y manejar el sistema para sus propios fines.

¿Cuántos Rolls-Royce, cuántas Grecias, cuántos proyectos de ley antisindicales harán falta para demostrar que en una crisis del capitalismo la clase dominante sólo puede reaccionar atacando al pueblo políticamente? Pero el sistema nunca se vendrá abajo ni capitulará por sí solo.

Cada vez más trabajadores se dan cuenta de esto, y están transformando la conciencia sindical en militancia política ofensiva. Nuestro papel es el de profundizar en las contradicciones políticas a cada nivel; no lograremos esto centrándonos en “cuestiones" sin importancia o gastando tópicos fascistas descafeinados. 

En Grecia, la Unión Europea ha encontrado un perfecto campo de pruebas, utilizando la población. Lo que consigan aquí, lo utilizaran para el sometimiento económico del pueblo, estas medidas serán implantadas más o menos tarde en España u otros países con problemas económicos.


Nuestro ataque es violento… Nuestra violencia está organizada. La cuestión no está en si la revolución será violenta. Ninguna revolución se ganó nunca sin violencia. Igual que las estructuras y programas de una nueva sociedad revolucionaria, deben ser incorporados en cada base organizada, en cada punto de la lucha. También la violencia organizada debe acompañar cada punto de la lucha hasta que, armada la clase trabajadora revolucionaria, derroque al sistema capitalista.

martes, 17 de marzo de 2015

¿Qué es Bandera Negra?


En un periodo de crisis mundial a todos los niveles, darse a un movimiento ideológicamente fascista significa dejar de esperar los acontecimientos e ir hacia la revolución. En otros países europeos, como Grecia, los regímenes se colapsan para dar origen a otros regímenes, esta vez democráticos (plutarquías controladas por los mercados). Las grandes potencias mundiales tienen un fácil juego para influenciar en los acontecimientos, la vieja Europa está al borde del colapso, no debemos permanecer de brazos cruzados, atados a viejos esquemas organizativos que en el pasado dieron efecto pero en la actualidad sólo nos alejan del pueblo.
Mantener un movimiento de corte fascista quiere decir actuar en el panorama de las luchas sociales del pueblo español frente al criminal sistema capitalista o el brutal sistema marxista que duerme plácidamente a los pies del primero.

Estamos convencidos que en ciertos momentos de la historia, las ideas se imponen por si solas. Hoy ha llegado el momento para hacer una contribución que, quizás, hará la diferencia. Una bella apuesta que hacemos, la más bella que un verdadero revolucionario fascista pueda hacer, lanzar el corazón y nuestros tenaces ideales por encima de los obstáculos y ver qué sucede.

Este blog, que creamos como antesala a nuestro fanzine, se escribe durante el curso de la creciente guerra social europea y nuestro intento de posicionarnos dentro de su contexto, mientras que en medio del naciente populismo de Podemos, la complicidad de gran parte de una sociedad totalmente aborregada y un movimiento tercerposicionista dividido y fragmentado. Estas breves palabras no pueden expresar la complejidad de las diversas situaciones haciendo un análisis profundo, pero escribimos para que otros rebeldes de ideales sociales y nacionales puedan entender cómo es la situación desde nuestro punto de vista. De cualquier modo, este no es un análisis de los enfrentamientos, este es un texto desde el interior de las condiciones sociales que han dado origen a la insurrección de unos pocos.

Este blog ha sido escrito colectivamente por diferentes personas de ideales fascistas después de un periodo de discusión, planificación y creación. Hasta ahora hemos sido participes de la  vida política del área, pero creemos que es tiempo de tener amplitud de miras y tener un lugar en el puedan converger nuestras visiones.

Tomamos Bandera Negra como nombre en contraposición a la constante creación de símbolos y banderas por parte de elementos tercerposicionistas, sin olvidar otros tantos símbolos antiguos ya demonizados por culpa de acciones sin premeditación, visión de futuro o apolilladas. No pertenecemos a nada, ni le reiremos las gracias a nadie, estamos de luto por esta España moribunda, bendito será el día que podamos quitar el negro de nuestras vestiduras y banderas.


“¿Por qué escribimos?” Porque sabemos lo importante que es para nosotros escuchar los golpes en la pared de otros renegados y rebeldes que luchan por un ideal superior a ellos mismos, y porque también queremos llegar a gente que nos es ajena y desconocida, que estén más allá de las realidades que hemos vivido, creado, abandonado o las que aún nos unen. Como revolucionarios, somos muy críticos de estas realidades y de nosotros mismos, y escribimos sólo porque, como individuos, nos esforzamos por ser mejores de lo que somos, queriendo también que este país sea mejor de lo que es actualmente. Estamos abiertos a los errores de nuestras opiniones y queremos superar nuestras expectativas tal y como son. Además, tratando de detener la tendencia a la ignorancia bastante amplia entre nuestros militantes, al verla como endémica para nuestras ideas y nuestra lucha. Al final, tenemos que aceptar que este texto ha sido escrito a desconocidos y que donde quiera que se lea y a quienquiera que le llegue, habrá quienes entiendan aquello que está aquí escrito, esto es para ellos.

¡Fórmate, milita, y ama!
¡Juventud al poder!